
Con ese pequeño gesto de obsequiar, estamos fortaleciendo los lazos con el otro y le estamos diciendo que nos preocupamos por ella, que le agradecemos todo lo que hizo y hace por nosotros. Es que cuando se genera ese intercambio de regalos, miradas, besos y abrazos, algo mágico sucede. Y qué mejor que aprovechar estas fechas para expandir esa magia y decirles a nuestras madres que estamos sencillamente felices por la vida.